Un llamado puede deshacer mi felicidad, una sola palabra puede arruinarme la vida. Nadie me cuidó, nadie se hizo cargo de mí, nadie vió a qué punto habían llegado mi obsesión y mi locura. Nadie sabía cuales eran mis límites, porque yo me había encargado de hacer de mi vida una mentira. De un llamado puede depender el destino de una vida o el advenimiento de una muerte inexorable.