Seguiste, caminando, corriendo, escondiendote de mí y de todo lo que compartimos algún día. Palabras tanto como silencios se instalaron en tu olvido para no volver nunca más al presente. Y yo, que hubiese corrido en dirección al mismisimo infierno por vos, para instalarme si era necesario, sólo me queda verte, a lo lejos, como todas las historias de mi vida; y aunque nunca quise ni espere que esto sucediera, es algo que nadie me pregunto, que simplemente se dio, y es una situación que no puedo frenar. No voy a frenar tu felicidad. Y aunque grite, patalée como una nena de cinco años, no vas a volver. Te dejo ir si es lo que deseas hacer, ya no voy a pedirte que te quedes, sabes que con toda mi alma espero que lo hagas pero, mi egoísmo no va tan lejos como para repetirte que te quiero, que te necesito y que, me dejaste muy sola. Si es tu elección, entonces, no tengo más que desearte que una feliz vida y seguir mi vida.